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Sunday, November 29, 2009

El efecto Forer

Hace poco alguien me preguntó mi horóscopo chino para leerme la descripción de mi signo. Mi respuesta fue "coge uno al azar, va a servir lo mismo". Un par de días después leí un artículo muy en consonancia con esto en Las penas del Agente Smith. En él habla de un curioso experimento realizado por el profesor de psicología Bertram Forer en 1948. Éste repartió un texto entre sus alumnos, pidiendo que lo valorasen entre 0 (no se me parece en nada) y 5 (¡ése soy yo!), que venía a ser más o menos así:
Tienes la necesidad de que otras personas te admiren, pero tiendes a ser crítico contigo mismo. Aunque tienes algunas debilidades en tu personalidad, generalmente eres capaz de compensarlas. Tienes unas habilidades no explotadas que no has utilizado para tu propia ventaja. Disciplinado y autocontrolado en la apariencia exterior, tiendes a estar preocupado y a sentirte inseguro por dentro. A veces dudas acerca de si has tomado la decisión acertada o hecho lo correcto. Prefieres una cierta cantidad de cambios y de variedad y no te encuentras satisfecho si estás muy limitado o restringido. Te enorgulleces de ser un pensador independiente y no aceptas las afirmaciones de los demás sin una prueba independiente. Por otra parte, has descubierto que no es sabio mostrarte a los demás con demasiada franqueza. A veces eres extrovertido, afable y sociable, pero otras eres introvertido, cauto y reservado. Algunas de tus aspiraciones tienden a ser poco realistas.
La media de las puntuaciones fue de 4.26, pero el texto era el mismo para todos los alumnos; una mezcolanza de diversas frases tomadas de una revista de horóscopos.

Picado por la curiosidad me puse a buscar un poco más por la red. Así me enteré de que el experimento anterior dio nombre al efecto Forer que, según la Wikipedia, puede definirse como
...la observación de que los individuos darán aprobación de alta precisión a descripciones de su personalidad que supuestamente han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para ser aplicadas a un amplio espectro de gente.
El efecto Forer (también llamado falacia de validación personal o el efecto Barnum, por P. T. Barnum) es ampliamente usado por escritores de horóscopos, síquicos, mentalistas, videntes y demás charlatanes a la hora de engañar a sus víctimas.

Rompenieves

Era invierno, el aire frío, el viento cortante, pero en el hogar se estaba caliente y a gusto, y la flor yacía en su casita, encerrada en su bulbo, bajo la tierra y la nieve.

Un día llovió, las gotas atravesaron la capa de nieve y penetraron en la tierra, tocaron el bulbo y le hablaron del luminoso mundo de allá arriba; poco después, un rayo de sol taladró a su vez la nieve y fue a llamar a la corteza del bulbo.

-¡Adelante! -dijo la flor.

-No puedo -respondió el rayo de sol-. No tengo bastante fuerza para abrir. Hasta el verano no seré fuerte.

-¿Cuándo llegará el verano? -preguntó la flor, y fue repitiendo la misma pregunta cada vez que llegaba un nuevo rayo de sol. Pero faltaba aún mucho para el verano. El suelo estaba cubierto de un manto de nieve, y todas las noches se helaba el agua.

-¡Cuánto tarda, cuánto tarda! -se lamentaba la flor-. Siento un cosquilleo, no puedo estar quieta, necesito estirarme, abrir, salir afuera, ir a dar los buenos días al verano. ¡Qué tiempo más feliz será!

Y la flor venga agitarse y estirarse contra la delgada envoltura, que el agua reblandecía desde fuera y la nieve y la tierra calentaban, aquella tierra en la que el sol ya había penetrado. Iba encaramándose bajo la nieve, con una yema verde y blanquecina en el extremo del verde tallo, con hojas estrechas y jugosas que parecían querer protegerla. La nieve era fría, pero estaba bañada de luz; por eso era fácil atravesarla, y la flor sintió que el rayo de sol tenía más fuerza que antes.

-¡Bienvenida, bienvenida! -cantaban y decían todos los rayos, mientras la flor se elevaba por encima de la nieve, asomando al mundo luminoso. Los rayos la acariciaban y besaban, impulsándola a abrirse del todo, blanca como la nieve y adornada con fajas verdes. Inclinó la cabeza, gozosa y humilde.

-¡Magnífica flor! -cantaban los rayos del sol-. ¡Qué pura y delicada! Eres la primera, la única. ¡Eres nuestro amor! Tú anuncias el verano, el verano espléndido, que llega a los campos y a las ciudades. Toda la nieve se fundirá, y los vientos fríos serán expulsados. Nosotros seremos los reyes. ¡Todo reverdecerá! Y tú tendrás compañeras: lilas, codesos y rosas. Pero tú eres la primera, pura y delicada.

Reinaba una gran alegría. Era como si el aire cantase y vibrase, como si los rayos de luz penetrasen en sus hojas y en su tallo. Ella se levantaba fina y ligera, frágil y, no obstante, vigorosa en su joven belleza; vestida de blanco con franjas verdes, cantaba los loores del verano. Y, sin embargo, faltaba aún mucho tiempo; espesas nubes ocultaban el sol, y soplaban vientos acerados.

-¡Viniste demasiado pronto! -decían el viento y el tiempo-. Todavía dominamos nosotros. Sentirás nuestro poder y te someterás a él. Debieras haberte quedado en casita, sin apresurarte a lucir tus galas. ¡No es hora todavía!

El frío era cortante. Los días que siguieron no aportaron ni un rayo de sol. Menuda como era la florecilla, corría peligro de helarse; pero tenía fuerzas, más de las que ella misma pensaba. Era fuerte en su alegría y su fe en el verano, que un día u otro tenía que llegar; se lo anunciaba una honda inquietud, y se lo había pronosticado aquel sol primero. Por eso seguía confiada, vestida de blanco en medio de la blanca nieve, doblando la cabeza cuando caían los copos, espesos y pesados, y soplaban sobre ella los gélidos vientos.

-¡Te quebrarás! -decían éstos-, ¡te perderás, morirás! ¿Qué viniste a buscar aquí fuera? ¿Por qué cediste a la tentación? El sol se ha burlado de ti. ¡Mal vas a pasarlo, loca de verano!.

-¡Loca de verano! -repitió ella bajo el frío de la mañana.

-¡Loca de verano! -exclamaron jubilosos unos chiquillos que acudieron al jardín-. ¡Miradla qué bonita, qué hermosa; la primera, la única!

Aquellas palabras hicieron un gran bien a la flor; fueron como cálidos rayos de sol. En su alegría, ni siquiera se dio cuenta de que la cortaban. Quedó en una mano infantil, la besaron unos labios de niña. Llevada a una habitación caliente, la contemplaron unos ojos dulces y fue puesta en agua, un agua reconfortante y vivificadora. La flor creyó que la habían transportado al pleno verano. La hija de la casa, una niña encantadora, acababa de recibir la confirmación. Tenía un amiguito muy simpático, recién confirmado también y que iba ya al colegio. «¡Será mi loca de verano!», dijo la pequeña, y, cogiendo la florecilla, la envolvió en un papel perfumado que tenía escritos unos versos sobre la flor. Empezaban con loca de verano y terminaban con loca de verano; y luego decía: «¡Amigo mío, sé un loco de invierno!». Todo estaba puesto en verso; doblaron el papel en forma de carta, con la flor dentro. La envolvía la oscuridad, una oscuridad semejante a la del interior del bulbo. La flor se fue de viaje, en un saco postal, comprimida y apretada. No era agradable, pero todo tiene su fin.

Efectuado el viaje, la carta fue abierta y leída por el amigo, cuya alegría fue tal, que besó la flor y la depositó luego, junto con el papel, en un cajón que contenía otras varias cartas muy hermosas, aunque sin flores. Ella era la primera, la única, como la habían llamado los rayos del sol; y era un placer recordarlo.

Tuvo mucho tiempo para entregarse a aquel recuerdo, mientras pasaba el verano y después el largo invierno. Al llegar el nuevo verano fue sacada a la luz. Pero el humor del muchacho había cambiado: cogió las cartas con rudeza y tiró los versos, con lo que la flor se vino al suelo. Cierto que estaba aplastada y marchita, pero esto no era motivo para que la trataran así. Pero mejor era aquello que ir a parar al fuego, como les sucedió a los versos y a las cartas. ¿Qué había ocurrido? Lo de siempre. La flor se había burlado de él, era una broma; y la muchacha se había burlado de él, pero eso no era una broma. Al llegar el verano había elegido a otro amigo.

Por la mañana el sol brilló sobre la campanilla comprimida, que parecía pintada en el suelo. La criada la recogió al barrer y la puso en uno de los libros de encima de la mesa, creyendo que se habría caído al cambiarlos de sitio. Y otra vez se encontró la flor entre versos impresos, más distinguidos todavía que los manuscritos; por lo menos se pagan más.

Pasaron años, y el libro siguió en su anaquel. Un día lo sacaron, abrieron y leyeron. Era un buen libro: poemas y canciones del poeta danés Ambrosio Stub, muy digno de ser conocido. Y el hombre que lo leía, al volver una página dijo:

-¡Toma, aquí hay una flor! Una loca de verano. Sin duda la pusieron aquí adrede. ¡Pobre Ambrosio Stub! También él fue un loco de verano, un poeta antes de tiempo. Se anticipó a su época, y hubo de aguantar nevadas y frías ventoleras, yendo de cortijo en cortijo por tierras de Fionia, como flor en florero, flor en carta rimada. Loco de verano, loco de invierno, broma y bufonada, y, no obstante, el primero, el único, el poeta danés que más frescor juvenil respira. Sigue como señal en el libro, pequeña campanilla blanca; con intención te pusieron en él.

Y la campanilla fue dejada en el libro, y se sintió honrada y contenta, sabiendo que era una señal en el hermoso volumen de poesías, y que aquel que por primera vez la había cantado y escrito sobre ella, había sido también un loco de verano, e incluso en invierno había pasado por loco. La flor lo comprendía a su manera, como todos comprendemos las cosas a la nuestra.

Y éste es el cuento del rompenieves, de la campanilla blanca, de la loca de verano.

Hans Christian Andersen

Visto en Ciudad Seva.

Thursday, November 26, 2009

Bohemian Muppsody

Para empezar este finde con buen humor os dejo la estupenda versión del Bohemian Rhapsody que han hecho... los Teleñecos.



El vídeo lo descubrí en Alt1040. Y si después os quedáis como yo con ganas de volver a ver el vídeo original, os lo he incluido después del "Sigue leyendo".


Le P'tit Bal

Le P'tit Bal (1995) de Philippe Decouflé no es exactamente un corto (hoy es jueves y toca), pero tampoco es un vídeo musical. Cuando lo vi por primera vez en Metrópolis (hace un siglo o así) lo calificaron de videodanza. Pero sea lo que sea me gusta, ya me diréis qué os parece a vosotros.


Monday, November 23, 2009

La Llave de la Felicidad

El Divino se sentía solo y quería hallarse acompañado. Entonces decidió crear unos seres que pudieran hacerle compañía. Pero cierto día, estos seres encontraron la llave de la felicidad, siguieron el camino hacia el Divino y se reabsorbieron en Él. Dios se quedó triste, nuevamente solo. Reflexionó. Pensó que había llegado el momento de crear al ser humano, pero temió que éste pudiera descubrir la llave de la felicidad, encontrar el camino hacia Él y volver a quedarse solo. Siguió reflexionando y se preguntó dónde podría ocultar la llave de la felicidad para que el hombre no diese con ella. Tenía, desde luego, que esconderla en un lugar recóndito donde el hombre no pudiese hallarla. Primero pensó en ocultarla en el fondo del mar; luego, en una caverna de los Himalayas; después, en un remotísimo confín del espacio sideral. Pero no se sintió satisfecho con estos lugares. Pasó toda la noche en vela, preguntándose cual sería el lugar seguro para ocultar la llave de la felicidad. Pensó que el hombre terminaría descendiendo a lo más abismal de los océanos y que allí la llave no estaría segura. Tampoco lo estaría en una gruta de los Himalayas, porque antes o después hallaría esas tierras. Ni siquiera estaría bien oculta en los vastos espacios siderales, porque un día el hombre exploraría todo el universo. "¿Dónde ocultarla?", continuaba preguntándose al amanecer. Y cuando el sol comenzaba a disipar la bruma matutina, al Divino se le ocurrió de súbito el único lugar en el que el hombre no buscaría la llave de la felicidad: dentro del hombre mismo. Creó al ser humano y en su interior colocó la llave de la felicidad.

Cuento de la tradición oral hindú 

Esta entrada va con un beso para mi amiga M. Ángeles, que siempre ha sabido dónde hay que buscar (lo difícil luego es encontrarla, claro).

Saber elegir

Si creen que la investigación y la educación son caras, prueben con la ignorancia y la mediocridad. 


La leí en Las penas del Agente Smith, sacada a su vez de El País.

Funda de CD/DVD de papel

¿Quien no ha tenido que meter un DVD en una hoja doblada de mala manera por no tener una funda a mano? Hoy en La Canción de Malapata: educa y entretiene cómo hacer una funda de papel para transportar / guardar tus CDs y DVDs. Lo vi hace tiempo en Alt1040 pero recientemente tuve necesidad de una y os aseguro que van estupendamente y son fáciles de hacer.


Sunday, November 22, 2009

Vivamos

Ocho días de vida valen más que ocho días de gloria después de la muerte.

Charles de Saint-Évremond, libertino francés del S. XVI XVII.

Otra frase más que he encontrado en La crisis de la conciencia europea, de Paul Hazard (gracias Jorge por la recomendación).

Saturday, November 21, 2009

El problema de los niños

Hoy os traigo un extracto de El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez. Esta novela tiene para mí una significación especial, ya que fue el primer libro que leí que no entraba en la categoría de literatura juvenil, y supuso un abrir los ojos a que había no sólo otras historias sino también otras formas de contarlas.

...andaba tan aturdido con aquella restauración febril, tan absorto en su empeño y tan desentendido de otros asuntos menores del estado que se dio de bruces contra la realidad cuando un edecán distraído le comentó por error el problema de los niños y él preguntó desde las nebulosas que cuáles niños, los niños mi general, pero cuáles carajo, porque hasta entonces le habían ocultado que el ejército mantenía bajo custodia secreta a los niños que sacaban los números de la lotería por temor de que contaran por qué ganaba siempre el billete presidencial, a los padres que reclamaban les contestaron que no era cierto mientras concebían una respuesta mejor, les decían que eran infundios de apátridas, calumnias de la oposición; y a los que se amotinaron frente a un cuartel los rechazaron con cargas de mortero y hubo una matanza pública que también le habíamos ocultado para no molestarlo mi general, pues la verdad es que los niños estaban encerrados en las bóvedas de la fortaleza del puerto, en las mejores condiciones, con un ánimo excelente y muy buena salud, pero la vaina es que ahora no sabemos qué hacer con ellos mi general, y eran como dos mil.

El método infalible para ganar se la lotería se le había ocurrido a él sin buscarlo, observando los números damasquinados de las bolas de billar, y había sido una idea tan sencilla y deslumbrante que él mismo no podía creerlo cuando vio la muchedumbre ansiosa que desbordaba la Plaza de Armas desde el mediodía sacando las cuentas anticipadas del milagro bajo el sol abrasante con clamores de gratitud y letreros pintados de gloria eterna al magnánimo que reparte la felicidad, vinieron músicos y maromeros, cantinas y fritangas, ruletas anacrónicas y descoloridas loterías de animales, escombros de otros mundo y otros tiempos que merodeaban en los contornos de la fortuna tratando de medrar con las migajas de tantas ilusiones, abrieron el balcón a las tres, hicieron subir tres niños menores de siete años escogidos al azar por la propia muchedumbre para que no hubiera dudas de la honradez del método, le entregaban a cada niño un talego de un color distinto después de comprobar ante testigos calificados que había diez bolas de billar numeradas del uno al cero dentro de cada talego, atención, señoras y señores, la multitud no respiraba, cada niño con los ojos vendados va a sacar una bola de cada talego, primero el niño del talego azul, luego el del rojo y por último el del amarillo, uno después del otro los tres niños metían la mano en su talego, sentían en el fondo nueve bolas iguales y una bola helada, y cumpliendo la orden que les habíamos dado en secreto cogían la bola helada, se la mostraban a la muchedumbre, la cantaban, y así sacaban las tres bolas mantenidas en hielo durante varios días con los tres números del billete que él se había reservado, pero nunca pensamos que los niños podían contarlo mi general, se nos había ocurrido tan tarde que no tuvieron otro recurso que esconderlos de tres en tres, y luego de cinco en cinco, y luego de veinte en veinte, imagínese mi general, pues tirando del hilo del enredo él acabó por descubrir que todos los oficiales del mando supremo de las fuerzas de tierra mar y aire estaban implicados en la pesca milagrosa de la lotería nacional, se enteró de que los primeros niños subieron al balcón con la anuencia de sus padres e inclusive entrenados por ellos en la ciencia ilusoria de conocer al tacto los números damasquinados en marfil, pero que a los siguientes los hicieron subir a la fuerza porque se había divulgado el rumor de que los niños que subían una vez no volvían a bajar, sus padres los escondían, los sepultaban vivos mientras pasaban las patrullas de asalto que los buscaban a medianoche, las tropas de emergencia no acordonaban la Plaza de Armas para encauzar el delirio público, como a él le decían, sino para tener a raya a las muchedumbres que arriaban como recuas de ganado con amenazas de muerte, los diplomáticos que habían solicitado audiencia para mediar en el conflicto tropezaron con el absurdo de que los propios funcionarios les daban como ciertas las leyendas de sus enfermedades raras, que él no podía recibirlos porque le habían proliferado sapos en la barriga, que no podía dormir sino de pie para no lastimarse con las crestas de iguana que le crecían en las vértebras, le habían escondido los mensajes de protestas y súplicas del mundo entero, le habían ocultado un telegrama del Sumo Pontífice en el que se expresaba nuestra angustia apostólica por el destino de los inocentes, no había espacio en las cárceles para más padres rebeldes mi general, no había más niños para el sorteo del lunes, carajo, en qué vaina nos hemos metido. Con todo, él no midió la verdadera profundidad del abismo mientras no vio a los niños atascados como reses de matadero en el patio interior de la fortaleza del puerto, los vio salir de las bóvedas como una estampida de cabras ofuscadas por el deslumbramiento solar después de tantos meses de terror nocturno, se extraviaron en la luz, eran tantos al mismo tiempo que él no los vio como dos mil criaturas separadas sino como un inmenso animal sin forma que exhalaba un tufo impersonal de pellejo asoleado y hacía un rumor de aguas profundas y cuya naturaleza múltiple lo ponía a salvo de la destrucción, porque no era posible acabar con semejante cantidad de vida sin dejar un rastro de horror que había de darle la vuelta a la tierra, carajo, no había nada que hacer, y con aquella convicción reunió al mando supremo, catorce comandantes trémulos que nunca fueron tan temibles porque nunca estuvieron tan asustados, se tomó todo su tiempo para escrutar los ojos de cada uno, uno por uno, y entonces comprendió que estaba solo contra todos, así que permaneció con la cabeza erguida, endureció la voz, los exhortó a la unidad ahora más que nunca por el buen nombre y el honor de las fuerzas armadas, los absolvió de toda culpa con el puño cerrado sobre la mesa para que no le conocieran el temblor de la incertidumbre y les ordenó en consecuencia que continuaran en sus puestos cumpliendo con sus deberes con tanto celo y tanta autoridad como siempre lo habían hecho, porque mi decisión superior e irrevocable es que aquí no ha pasado nada, se suspende la sesión, yo respondo. Como simple medida de precaución sacó a los niños de la fortaleza del puerto y los mandó en furgones nocturnos a las regiones menos habitadas del país mientras él se enfrentaba al temporal desatado por la declaración oficial y solemne de que no era cierto, no sólo no había niños en poder de las autoridades sino que no quedaba un solo preso de ninguna clase en las cárceles, el infundio del secuestro masivo era una infamia de apátridas para turbar los ánimos, las puertas del país están abiertas para que se establezca la verdad, que vengan a buscarla, vinieron, vino una comisión de la Sociedad de Naciones que removió las piedras más ocultas del país e interrogó como quiso a quienes quiso con tanta minuciosidad que Bendición Alvarado había de preguntar quiénes eran aquellos intrusos vestidos de espiritistas que entraron en su casa buscando dos mil niños debajo de las camas, en el canasto de la costura, en los fraseos de pinceles, y que al final dieron fe pública de que habían encontrado las cárceles clausuradas, la patria en paz, cada cosa en su puesto, y no habían hallado ningún indicio para confirmar la suspicacia pública de que se hubieran o se hubiese violado de intención o de obra por acción u omisión los principios de los derechos humanos, duerma tranquilo, general, se fueron, él los despidió desde la ventana con un pañuelo de orillas bordadas y con la sensación de alivio de algo que terminaba para siempre, adiós, pendejos, mar tranquilo y próspero viaje, suspiró, se acabó la vaina, pero el general Rodrigo de Aguilar le recordó que no, que la vaina no se había acabado porque aún quedan los niños mi general, y él se dio una palmada en la frente, carajo, lo había olvidado por completo, qué hacemos con los niños. Tratando de liberarse de aquel mal pensamiento mientras se le ocurría una fórmula drástica había hecho que sacaran a los niños del escondite de la selva y los llevaran en sentido contrario a las provincias de las lluvias perpetuas donde no hubiera vientos infidentes que divulgaran sus voces, donde los animales de la tierra se pudrían caminando y crecían lirios en las palabras y los pulpos nadaban entre los árboles, había ordenado que los llevaran a las grutas andinas de las nieblas perpetuas para que nadie supiera dónde estaban, que los cambiaran de los turbios noviembres de putrefacción a los febreros de días horizontales para que nadie supiera cuándo estaban, les mandó perlas de quinina y mantas de lana cuando supo que tiritaban de calenturas porque estuvieron días y días escondidos en los arrozales con el lodo al cuello para que no los descubrieran los aeroplanos de la Cruz Roja, había hecho teñir de colorado la claridad del sol y el resplandor de las estrellas para curarles la escarlatina, los había hecho fumigar desde el aire con polvos de insecticida para que no se los comiera el pulgón de los platanales, les mandaba lluvias de caramelos y nevadas de helados de crema desde los aviones y paracaídas cargados de juguetes de Navidad para tenerlos contentos mientras se le ocurría una solución mágica, y así se fue poniendo a salvo del maleficio de su memoria, los olvidó, se sumergió en la ciénaga desolada de incontables noches iguales de sus insomnios domésticos,  (...) cesó el dolor, pero volvió al instante con un relámpago de pánico cuando entró por la ventana el ramalazo de un viento de más allá de los confines de los desiertos de salitre y esparció en el dormitorio el aserrín de una canción de muchedumbres tiernas que preguntaban por un caballero que se fue a la guerra que suspiraban qué dolor qué pena que se subieron a una torre para ver que viniera que lo vieron volver que ya volvió que bueno en una caja de terciopelo qué dolor qué duelo, y era un coro de voces tan numerosas y distantes que él se hubiera dormido con la ilusión de que estaban cantando las estrellas, pero se incorporó iracundo, ya no más, carajo, gritó, o ellos o yo, gritó, y fueron ellos, pues antes del amanecer ordenó que metieran a los niños en una barcaza cargada de cemento, los llevaron cantando hasta los límites de las aguas territoriales, los hicieran volar con una carga de dinamita sin darles tiempo de sufrir mientras seguían cantando, y cuando los tres oficiales que ejecutaron el crimen se cuadraron frente a él con la novedad mi general de que su orden había sido cumplida, los ascendió dos grados y les impuso la medalla de la lealtad, pero luego los hizo fusilar sin honor como a delincuentes comunes porque hay órdenes que se pueden dar pero no se pueden cumplir, carajo, pobres criaturas.

Friday, November 20, 2009

Scary Mary

¿Mary Poppins una película de terror? Pues habrá quien afirme haberlo sostenido siempre. Para ellos (y todos los demás) un peculiar trailer que realmente asusta (y que he descubierto en Lo que yo te diga).




Éste vídeo es uno más de los llamados recuts: falsos trailers que consiguen dar la vuelta a la idea original usando imágenes de la misma película. Otro que me gusta mucho es el que convierte El resplandor en una película romántica.


Wednesday, November 18, 2009

La duda es el principio de la ciencia

La duda es el principio de la ciencia; quien no duda de nada, no examina nada; quien no examina nada, no descubre nada; quien no descubre nada, es ciego y permanace ciego.

Chardin
La frase la he leído en La crisis de la conciencia europea, de Paul Hazard, que la menciona sin dar ningún dato sobre la indentidad de Chardin. Buscando por Wikipedia he encontrado a varios Chardin, uno de los cuales vivió en la época que retrata el libro. Se trata de Jean Chardin, explorador francés que vivió entre los siglos XVI y XVII y publicó un libro que llegó a hacerse muy popular en su época narrando sus viajes por Persia. Protestante, su religión le obligó a huir a Inglaterra, donde llegó a alcanzar el título de Lord.

Tuesday, November 17, 2009

La mosca que soñaba que era un águila

Había una vez una Mosca que todas las noches soñaba que era un Águila y que se encontraba volando por los Alpes y por los Andes.

En los primeros momentos esto la volvía loca de felicidad; pero pasado un tiempo le causaba una sensación de angustia, pues hallaba las alas demasiado grandes, el cuerpo demasiado pesado, el pico demasiado duro y las garras demasiado fuertes; bueno, que todo ese gran aparato le impedía posarse a gusto sobre los ricos pasteles o sobre las inmundicias humanas, así como sufrir a conciencia dándose topes contra los vidrios de su cuarto.

En realidad no quería andar en las grandes alturas o en los espacios libres, ni mucho menos.

Pero cuando volvía en sí lamentaba con toda el alma no ser un Águila para remontar montañas, y se sentía tristísima de ser una Mosca, y por eso volaba tanto, y estaba tan inquieta, y daba tantas vueltas, hasta que lentamente, por la noche, volvía a poner las sienes en la almohada.

FIN

Del libro La oveja negra y demás fábulas de Augusto Monterroso.

María Lisboa - Rosario Solano

Mi recomendación musical para esta semana es el fado María Lisboa, interpretada por Rosario Solano, con J. Mª. Cortés (Chemón) a la guitarra y Yorgos Karalis al laúd árabe.


Monday, November 16, 2009

Cuestión de tamaño

Hoy he visto en Microsiervos esta animación comparando el tamaño de varios cuerpos celestes. Mola.


Sunday, November 15, 2009

La cesta

Había una vez un hombre que estaba profundamente enamorado de una mujer. La veía pasar todos los días con una cesta de mimbre colgada del brazo. Él sabía que ella le amaba tiernamente porque nunca le miraba a los ojos. Un día, le pidió matrimonio y ella contestó que sí pero le puso una sola condición: que nunca mirara dentro de la cesta de mimbre hasta que ella le diera permiso.

Así se casaron y fueron muy felices. Pero el marido pronto olvidó su promesa y un día que ella había ido al mercado abrió la cesta. Asombrado, comenzó a reírse. Estaba vacía. Cuando ella llegó los ojos se le nublaron de lágrimas, de alguna manera supo que él había roto la promesa y le miró acusadora y llena de pena.

Él trató de defenderse: “Mujer loca, no había nada allí dentro”.

“¿Nada?”, murmuró ella.

“Nada”, contestó él.

Entonces ella dio la vuelta y empezó a andar hacia el sol poniente hasta que su imagen desapareció entre los rayos anaranjados. Nunca nadie la volvió a ver sobre la faz de la tierra.

No, la mujer no se marchó porque él hubiera roto la promesa, sino porque al mirar en el interior no vio nada. Ella había llenado aquel cesto de cosas hermosas que había recolectado del cielo, polvo de estrellas, rayos de luna, colas de cometas... cosas destinadas a llenarles de felicidad. Cuando él miró y no pudo verlas, ella comprendió que ya no había nada que pudiera hacer y desapareció.

Cuento bosquimano, autor desconocido.

Saturday, November 14, 2009

100 entradas 100

No son muchas, pero qué queréis que diga, un poco de ilusión sí me hace haber llegado hasta aquí. Así que aprovecho para mandar un beso a todos los que habéis leído alguna de estas cien primeras entradas, en especial a Natalia, que ha tenido que esperar pacientemente más de una noche a que las terminara antes de  sentarnos a ver alguna serie; a Clarita, por ser la comentarista número uno; a JoseRa, por los ánimos y ser  el primero en apuntarse de seguidor; a Irene, por incitarme a montar un blog; y, por supuesto, a todos los que alguna vez habéis dejado un comentario.

Nos vemos en la ciento una.

Wednesday, November 11, 2009

Flight of the Conchords

Dentro de la búsqueda para llenar el vacío que me ha dejado acabar la última temporada de Arrested Development he probado con Flight of the Conchords.



La serie que cuenta las desventuras de Jemaine Clement y Bret McKenzie, dos músicos neozelandeses interpretados por los humoristas y músicos neozelandeses Jemaine Clement y Bret McKenzie, y sus intentos por triunfar en la Gran Manzana. Y digo intentos porque su futuro (y su presente) no parece muy prometedor. Eso sin tener en cuenta que como músicos también dejan bastante que desear.

Siempre escasos de dinero, con un desastroso manager y acosados por su única fan, los dos músicos no se rinden y encaran la vida con una actitud entre expectante y resignada que constituye una de las características de la serie: sin lugar a duda Jemaine y Bret son los dos personajes más lacios de la televisión actual. Ese pasotismo, esa actitud ante la vida es lo que les da parte de su originalidad, y la responsable de que o bien simpatices con ellos o bien te resulten cargantes, a veces las dos cosas en el mismo capítulo.

Flight of the Conchords tiene unos diálogos originales y, si comulgas con su sentido del humor, divertidos. Pero sin duda una de las características distintivas de la serie es que en todos los capítulos los protagonistas se marcan un par de canciones (esta vez sí bien interpretadas) compuestas por los propios actores.

La serie ha acabado ya su segunda temporada con bastante buenas críticas en diversos foros, aunque parece que no va a tener una tercera, debido al esfuerzo que les supone a los Jemaine y Bret reales componer nuevas canciones para la serie.

¿La recomiendo? Pues ni sí ni no. Yo la pillé sin saber bien lo que iba a ver y, tras una primera impresión negativa, consiguió engancharme durante gran parte de la primera temporada, hasta tal punto que me dediqué a recomedarla a todas mis amistades serieadictas como una digna competidora de The Big Bang Theory. Pero lo que era original al principio fue volviéndose repetitivo, el pasotismo de los protagonistas pasó de simpático a enervante y las canciones, salvo excepciones, no mantenían el nivel y cortaban la acción del episodio.

Aún así la serie es original, con momentos muy divertidos; merece una oportunidad.

Y por si os ayuda a decidiros os dejo una de mis canciones favoritas de la serie: The Most Beautiful Girl (In The Room).


Tuesday, November 10, 2009

¡Feliz cumpleaños, Barrio Sésamo!

Hoy hace cuarenta años que se emitió el primer episodio de Barrio Sésamo. Cuántas horas de mi niñez frente a la tele viendo discutir a Epi y Blas (¿Estás despierto, Blas?), contar al Conde Draco (¡Ja, ja, ja! ¡Seis murciélagos volando por el castillo!), escuchando a "Gustavo, el reportero más dicharachero de Barrio Sésamo" o aquello de "¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No... es... ¡Supercoco!"



Para celebrar los cuarenta años de estos geniales personajes os dejo un sketch de Epi y Blas y otro del Conde Draco. Eso sí, vedlos bajo vuestra responsabilidad. Porque no sé si sabéis que el DVD con las dos primeras temporadas de la serie salió hace un par de años editado en EEUU con la advertencia “Los primeros episodios de ‘Sesame Street’ son para mayores y podrían no ser adecuados para los preescolares de hoy”.

¿Por qué? Pues entre otras cosas porque el Monstruo de las Galletas se come una pipa al final de un skecht (lo que puede inducir a los niños a fumar o comerse las pipas) o porque en un episodio una niñita se va cogida de la mano a casa de un desconocido a tomar leche y galletas.

Lo cuentan, junto con algún otro ejemplo, en The New York Times, y lo reelaboran en Público.





Monday, November 9, 2009

On the Brightside - Never Shout Never

El vídeo es un poco naïf, pero la canción me gusta. Gracias a Isa por el descubrimiento (aunque, como viene siendo costrumbre en mí últimamente, el resto del disco me deja un poco indiferente).


Una corona inesperada

La suerte, siempre se ha dicho, es caprichosa, y de vez en cuando se divierte agitando el árbol de la Historia, haciendo caer frutos que parecían no estar aún maduros. Esto sucedió con la caida del Imperio Latino de Oriente, perdido de manera imprevista por un golpe de buena (o mala) suerte.

Pongámonos un poco en situación: a principios del S. XIII la Cuarta Cruzada, cuyo primer objetivo era Egipto, derivó gracias a las intrigas venecianas en la conquista y saqueo de Constantinopla. Fue la primera vez en 900 años que la ciudad era tomada por un enemigo exterior. Sin duda una forma bastante cruel de agradecer al Imperio Bizantino que durante varios siglos hubiera hecho de barrera ante las acometidas de distintos pueblos venidos de Asia, dando tiempo a los reinos europeos a consolidarse.

Tras saquear a conciencia Constantinopla, los cruzados erigieron el Imperio de Romania, también conocido como el Imperio Latino de Oriente. Pero, aunque los griegos habían perdido su capital, no estaban derrotados, y poco a poco fueron recuperando parte del terriotorio perdido. A mediados del S. XIII el imperio de Nicea disfrutaba de la hegemonía entre los reinos que habían surgido tras la caída de Constatinopla, y su rey Miguel Paleólogo se hacía llamar a sí mismo emperador. Pero el título no era más que una declaración de intenciones mientras que no tuviera en su poder la antigua capital.

Aunque en esos momentos Romania ya se reducía prácticamente a Constantinopla, las murallas de la ciudad seguían siendo formidables y, en cualquier caso, eran más de lo que podía permitirse enfrentar en ese momento el emperador Miguel. Y el tiempo era importante. Las potencias europeas tenían su atención en otra parte, pero nada podía garantizar que en cuanto las cosas se calmasen en el continente no hubiera alguna que escuchara la llamada de ayuda de los latinos de oriente frente a los griegos cismáticos.

Así andaban las cosas cuando en 1261 uno de los generales de Miguel pasó con un pequeño ejército frente a Constantinopla camino de cumplir una misión en la frontera búlgara. Cuando se aproximaba a la ciudad fue recibido por el jefe de los habitantes de los suburbios, famosos por su facilidad a la hora de cambiar sus lealtades entre latinos y griegos. Según el relato que hace S. Runciman del hecho: "Éste hombre le dijo que la mayor parte de la guarnición latina de la ciudad había partido con el grueso de los barcos venecianos, con intención de tomar una isla griega del mar Negro (...) Ofreció hacer entrar a las tropas de Nicea en la ciudad a través de un paso subterráneo cuya existencia había descubierto".

Usando ese paso los griegos introdujeron a unos cuantos hombres durante la noche que abrieron las puertas de la ciudad. A la mañana siguiente el emperador latino Balduino se despertó descubriendo que las calles estaban abarrotadas de ciudadanos aclamando al emperador Miguel. Inmediatamente ordenó a la flota que regresara, pero ya era tarde. Los soldados de Nicea se hicieron fuertes en las murallas y desbarataron el desembarco prendiendo fuego a los muelles. A duras penas logró Balduino escapar de su ciudad rumbo a un exilio del que ya no volvería.

Las buenas nuevas llegaron al emperador Miguel a la mañana siguiente muy temprano.Volviendo al relato de Runciman:  "El emperador estaba dormido cuando (su hermana) Eulogia se aproximó a él, gritando que Constantinopla era suya. Medio dormido aún, el emperador no podía creerla, y su hermana tuvo que sacudirlo y repetir que Cristo le había dado Constantinopla para que se convenciera."

Miguel Paleólogo logró así refundar un imperio que aguantaría aún dos siglos más antes de caer en manos de los turcos, pero eso ya es otra historia...

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Fuente: Las vísperas sicilianas, de Sir Steven Runciman.

Entradas relacionadas: La Cuarta Cruzada 1 y 2.

Sunday, November 8, 2009

Profanación

Leo en la selección de The New York Times que trajo El País el pasado 29 de octubre:

...no hace mucho, el nieto de Ernest Hemingway decidió publicar una "edición restaurada" de París era una fiesta.
"Creo que esta edición es oportuna para aclarar las cosas", comenta Sean Hemingway a The Times. El original retrata a la abuela de Sean Hemingway, la segunda mujer de Ernest Hemingway, en términos poco alagadores, de modo que Sean revisó el texto original, reorganizó los capítulos, y este verano Scribner publicó una nueva edición en la que la abuela de Sean aparece bajo un prisma más amable.

Saturday, November 7, 2009

La boda de los ratones

Os dejo un cuento tradicional japonés y así aprovecho para mandar un beso a los amigos que están por aquellas tierras.


Érase una vez, en Japón, dos ratoncitos que se querían mucho. Tanto él como ella estaba muy enamorados, pero tenían un grave problema: el padre de la ratoncita que estaba obsesionado con la fuerza, quería casarla con el Sol porque decía que el Sol era el más fuerte del mundo.

Los dos ratoncitos no sabían qué hacer. Se amaban mucho pero sabían que el padre de la ratoncita jamás permitiría que se casara con un simple ratón.

Así estaban los dos ratoncitos lamentándose de su suerte, cuando una ratona ya anciana pasó por su lado. Al verlos tan tristes se acercó y les preguntó que qué les pasaba. Así la ratoncita le dijo:

"Mi padre, es muy bueno, pero un poco terco y quiere casarme con el más fuerte del mundo, que es el Sol. ¡Pero yo no amo al Sol! Yo quiero casarme con mi novio porque es a el a quien amo"

La anciana ratoncita les miró seriamente y luego sonrió. Se levantó y muy solemne dijo: "Voy a conversar con tu padre".

Al cabo de caminar un rato, se encontró con el padre de la ratoncita y se le acercó.

-Buenos días, sr. Ratón

-Buenos días, Sra. Ratona. ¡Cuánto tiempo!- dijo el ratón.

- Me he entarado que quiere casar a su hija con el Sol, pero ¿de veras el sol es el más fuerte del mundo? Lo digo porque el sol se oculta tras las nubes.

-¡Es verdad! ¡Entonces tengo que casar a mi hija con una nube!

- Sí, pero las nubes pasan llevadas por el viento?

- Entonces ¿es el viento es el más fuerte del mundo?- preguntó el padre.

- No. Ni siquiera un viento fuerte puede pasar una pared de la forma en que nosotros la horadamos.

El sr. Ratón se quedó un momento pensativo y exclamó:

-Entonces, ¡nosotros somos los más fuertes del mundo! ¡Tengo que casar a mi hija con el ratón más fuerte entre todos los jóvenes!

Así, el padre decidió que su hija se tenía que casar con el ratón más fuerte del país y empezó una competición de fuerza entre todos los jóvenes. El joven ratón sentía que al menos tenía una oportunidad de casarse con su amada y se enfrentó al más fuerte de los ratones. Era imposible que él pudiera ganar pero no quería renunciar al amor de la ratoncita. En el combate, aunque él era el más débil, cada vez que se caía se volvía a levantar. Finalmente, el adversario, admirado por su fuerza de voluntad dijo:

-No puedo vencer a su fuerza de voluntad. Es increíble.

Así, el padre dijo al enamorado de su hija: ¡Cásate con mi hija.! ¡Una resolución firme es lo más fuerte del mundo!"

¡Los novios se pusieron muy contentos y vivieron felices para siempre!

FIN

Os he dejado el cuento tal y como lo descubrí en Casa Asia, aunque a mí me gusta más acabarlo diciendo que lo más fuerte del mundo es el amor, en este caso el que sentían los dos ratones.

La imagen del principio es de un relieve en un templo budista de Hanoke Hakone, enviada desde allí por Clara. ¡Gracias, sol!

Wednesday, November 4, 2009

Revolución

Me contaron que estabas enamorada de otro
Y entonces fui a mi cuarto
Y escribí este artículo contra el gobierno
Por el que estoy preso.

Ernesto Cardenal

Tuesday, November 3, 2009

Como son, como somos

No vemos las cosas tal como son, las vemos como somos nosotros.
Atribuida a Anaïs Nin

Vista en Microsiervos.

Monday, November 2, 2009

El coste de la liberación

Según leo en El día D, de Antony Beevor, durante la II Guerra Mundial murieron 70.000 civiles en Francia por la acción de los aliados, esta "cifra excede el número total de víctimas británicas a causa de los bombardeos alemanes".

Dos terceras partes de estos muertos se debieron a los bombardeos previos al desembarco de Normandía y a las operaciones inmediatamente posteriores, cuando los aliados atacaron las ciudades y pueblos situados en las principales rutas hacia la costa para dificultar la llegada de refuerzos alemanes

Sunday, November 1, 2009

Cigarettes - Russian Red

Hoy os dejo mi canción favorita... de esta semana: Cigarettes, del disco I Love Your Glasses de Russian Red. Gracias Eli por la recomendación (aunque tengo que confesar que el resto del disco no me ha dicho mucho). El vídeo es de una actuación en directo en el programa de Buenafuente.