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Wednesday, November 11, 2009

Flight of the Conchords

Dentro de la búsqueda para llenar el vacío que me ha dejado acabar la última temporada de Arrested Development he probado con Flight of the Conchords.



La serie que cuenta las desventuras de Jemaine Clement y Bret McKenzie, dos músicos neozelandeses interpretados por los humoristas y músicos neozelandeses Jemaine Clement y Bret McKenzie, y sus intentos por triunfar en la Gran Manzana. Y digo intentos porque su futuro (y su presente) no parece muy prometedor. Eso sin tener en cuenta que como músicos también dejan bastante que desear.

Siempre escasos de dinero, con un desastroso manager y acosados por su única fan, los dos músicos no se rinden y encaran la vida con una actitud entre expectante y resignada que constituye una de las características de la serie: sin lugar a duda Jemaine y Bret son los dos personajes más lacios de la televisión actual. Ese pasotismo, esa actitud ante la vida es lo que les da parte de su originalidad, y la responsable de que o bien simpatices con ellos o bien te resulten cargantes, a veces las dos cosas en el mismo capítulo.

Flight of the Conchords tiene unos diálogos originales y, si comulgas con su sentido del humor, divertidos. Pero sin duda una de las características distintivas de la serie es que en todos los capítulos los protagonistas se marcan un par de canciones (esta vez sí bien interpretadas) compuestas por los propios actores.

La serie ha acabado ya su segunda temporada con bastante buenas críticas en diversos foros, aunque parece que no va a tener una tercera, debido al esfuerzo que les supone a los Jemaine y Bret reales componer nuevas canciones para la serie.

¿La recomiendo? Pues ni sí ni no. Yo la pillé sin saber bien lo que iba a ver y, tras una primera impresión negativa, consiguió engancharme durante gran parte de la primera temporada, hasta tal punto que me dediqué a recomedarla a todas mis amistades serieadictas como una digna competidora de The Big Bang Theory. Pero lo que era original al principio fue volviéndose repetitivo, el pasotismo de los protagonistas pasó de simpático a enervante y las canciones, salvo excepciones, no mantenían el nivel y cortaban la acción del episodio.

Aún así la serie es original, con momentos muy divertidos; merece una oportunidad.

Y por si os ayuda a decidiros os dejo una de mis canciones favoritas de la serie: The Most Beautiful Girl (In The Room).


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