A ver cómo lo digo... No me ha gustado Curb your enthusiams. Ya está. No ha sido tan difícil.
Y es que uno casi se siente mal diciéndolo. Estamos hablando de una de las series favoritas de la crítica, con siete temporadas a sus espaldas y reciéntemente elegida como una de las mejores de la década. Y, además, ¡escrita y protagonizada por uno de los creadores de Seinfeld, mi serie de referencia durante mucho tiempo!
Pero lo que no puede ser, no puede ser, y Curb your enthusiams se ha sumado a mi lista de series ensalzadas por la crítica que me dejan indiferente (junto con Breaking Bad y Entourage, aunque confesar esto seguramente haga que haya quien me borre de su lista de recomendadores). Creedlo, a mí me duele más que a vosotros.
Curb your enthusiams cuenta la vida de Larry David, cómico, guionista y productor que juega a interpretarse a sí mismo (o, más bien, crea un personaje que hace pasar por él). Esto le da margen para la aparcición ocasional de figuras de la pantalla como Ted Danson o varios de los actores del reparto de Seinfeld, serie de la que, como he dicho antes, fue uno de los creadores. Al igual que Seinfeld, Larry David basa su comicidad en los diálogos y en situar a sus personajes en una situación en principio normal que va retorciéndose hasta el absurdo.
Pero lo que en Seinfeld me provocaba la carcajada aquí apenas despierta una sonrisa. La serie depende demasiado de su personaje principal que no llega a generarme la empatía suficiente como para meterme en su historia. Lo mismo sucedía en Seinfeld, pero allí el protagonista estaba rodeado por un estupendo abanico de secundarios que acababan apropiándose de la pantalla.
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