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Monday, February 14, 2011

Criando malvas, la muerte en tonos pastel

Anoche puse la tele (para encender el disco duro, no penséis mal), y me encontré de frente con Olive Snook, la pizpireta camarera de The Pie Hole. Para aquellos a los que todo esto os suene a chino, os diré que estoy hablando de Criando malvas (Pushing Daisies), una serie estadounidense que estuvo en el aire durante dos temporadas entre 2007 y 2009.

Criando malvas parte de una premisa muy original (y aquí os voy a reventar la mitad del primer capítulo): su protagonista, Ned, es capaz de devolverle la vida a los muertos sólo con tocarlos. Pero si una vez revividos los toca de nuevo vuelven a fallecer, esa vez para siempre. Un poder que debe utilizarse con cuidado, porque si pasa un minuto sin volver a tocar al resucitado, la muerte se lleva a otra persona en su lugar. El único en conocer su secreto es un detective al que ayuda en sus casos permitiendo que interrogue a las víctimas de asesinato. Durante un minuto, claro.

Todo se complica cuando en una de sus investigaciones descubre el cadáver del amor de su infancia. Ned no puede evitar revivirla, y ambos se enamoran de nuevo. Pero es difícil mantener una relación cuando el más leve roce puede llevar a tu amor a criar malvas.

Cuando mi amiga (y gran seriéfila) Isa me la recomendó le expresé mis dudas de que con un comienzo tan fuerte como ese la serie aguantara más allá del piloto. Pero le di un voto de confianza y me lancé a verla. Y me encontré con una serie divertida, tierna, que mezclaba romanticismo y humor negro, humor y misterio, con una estupenda ambientación con cierto aire retro y tonos pastel (amén de muchos pasteles).

La primera temporada se redujo a nueve capítulos de los veintidós previstos debido a la huelga de guionistas de 2007. Nueve episodios en los que uno se va encariñando con los personajes y le hacen tener ganas de continuar con la segunda.

Desgraciadamente la serie naufraga en su segunda temporada. Intentando no quedarse estancados, los guionistas recurren a nuevas tramas al tiempo que dan más peso a algunos personajes secundarios. Pero la serie se apoya demasiado en la relación entre pareja protagonista y en una situación que no aguanta más estirones. Las tramas se vuelven repetitivas y las historias que deberían servir para dar una cierta continuidad aparecen y desaparecen sin ton ni son, confundiendo al espectador que no sabe hacia dónde se dirige la serie.

A pesar de todo, Criando malvas es una serie original y entretenida que merece la pena ver, aunque sólo sean sus primeros capítulos.

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