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Monday, May 27, 2013

Vientos de guerra y jazz

Recientemente he descubierto el programa musical La madeja de Radio 3 y me he vuelto asiduo de sus podcasts. En uno de los más antiguos, dedicado a Nueva Orleans, he encontrado un curioso comentario que relaciona el esplendor del jazz en la ciudad nada menos que con el desastre del 98. Os lo trascribo a continuación, aunque también podéis escucharlo aquí a partir del minuto 9:42 (y, de paso, podéis disfrutar de la música que lo acompaña).

"Decíamos que Nueva Orleans es la patria del jazz, y es cierto. Lo que resulta menos conocido es la relación entre el jazz y el desastre del 98, con la pérdida de Cuba para la corona española. Según cuenta el propio Armstrong en sus memorias, en la primera década del siglo veinte era fácil conseguir cornetas y trompetas de segunda mano en las tiendas de empeño de Nueva Orleans. De hecho su primer instrumento, siendo todavía un niño, fue una de las famosas cornetas de "¡A dólar!". ¿Y de dónde salían aquellas cornetas? Pues resulta que tras haber hundido a la flota española en Cuba, la armada norteamericana licenció a buena parte de la marinería, que se vio ociosa en el puerto militar de la zona: Nueva Orleans, tierra de grandes alegrías, buen beber y mejores burdeles. Tras pulirse su paga, muchos miembros de las bandas de música castrense acabaron empeñando los instrumentos, y así los músicos negros del lugar tuvieron acceso a trompetas y demás vientos a buen precio, hasta entonces fuera de su alcance."

The Superior Orchestra. Nueva Orleans, 1910 (Wikipedia Commons)

Wednesday, May 15, 2013

La nuera y la muerte

Hoy os traigo una curiosa (y breve) leyenda de la mitología Banyarwanda, que culpa de la existencia de la muerte en el mundo a una nuera de mal corazón. La encontré en el ebook El origen del mundo - Las Culturas Del África Subsahariana (hay más datos sobre la autoría en la nota al final de la entrada).


"En la mitología de los banyarwanda el dios creador y el apoyo de toda la gente banyarwanda fue Imana, visto como un dios generoso y piadoso. Los banyarwanda vivían en los viejos distritos de Ankole y Kigezi, bordeando Ruanda. Su territorio es muy montañoso y frío. Él gobernó sobre todos los seres vivos y les dio la inmortalidad, dando caza a un ser conocido como «Muerte». Según cuenta la leyenda banyarwanda, la Muerte era un animal salvaje y despiadado que representaba el estado de la muerte. Mientras Imana estaba de caza, todo el mundo se resguardaba o escondía, de manera que la Muerte no encontrase a nadie a quien cazar o en quien refugiarse. Pero un día, mientras cazaba, una anciana se arrastró hasta su huerto para recoger algunas verduras. La Muerte se escondió rápidamente bajo su piel y fue conducida al interior de la casa de la mujer, escondida en ella. La mujer murió por culpa de la Muerte. Tres días después del funeral de la anciana, su nuera, que la odiaba, vio grietas donde había sido enterrada, como si fuese a salir y volver a la vida. La chica rellenó las grietas con más tierra, golpeó el suelo con un pesado mortero y gritó: «¡Quédate muerta!». Dos días después, hizo lo mismo al ver más grietas en la tumba de la difunta. Tres días más tarde no había ninguna grieta donde verter tierra. Esto significó el final de la posibilidad para el ser humano de volver a la vida. La Muerte se había convertido en algo siempre presente. Otra leyenda dice que Imana castigó a la mujer dejando que la muerte viviera con el hombre."

Matt Hudson.



Nota:  El ebook de donde he sacado la leyenda es uno de los que venían preinstalados en un lector Papyre que se compró mi santa. En total eran siete libros breves, cada uno dedicado a la cosmogonía de una serie de pueblos distintos, todos ellos de autor anónimo. La verdad es que me extrañaba que alguien se molestase en recopilar leyendas de diversas partes del mundo y no dejase su nombre (ni, por supuesto, sus fuentes). 

Al buscar más información sobre la leyenda encontré una página dedicada a Imana en la Wikipedia en inglés, que reproducía casi exactamente el mismo texto que acabáis de leer atribuyéndoselo a Matt Hudson (de hecho he aprovechado para cambiar algunos términos que no habían quedado bien en la traducción original). Desgraciadamente no he sido capaz de encontrar mas información sobre este autor, ni de determinar si no sólo el texto es suyo, sino si también es el autor de todo el ebook, o incluso de toda la serie.

No sé si los creadores de Papyre seguirán incluyendo estos libros en sus modelos, pero me parece una gran falta de consideración hacia sus autores que los incluyan como anónimos y no citen las fuentes de los textos.