Era imposible encontrar dos hermanos más distintos que Baldr y Hodur. Decir que eran la noche y el día no bastaba para describir sus diferencias. Y es que Baldr representaba la luz, lo puro, lo bueno, todo que es hermoso y justo, mientras que su hermano Hodur simbolizaba la oscuridad y todo lo que se esconde en ella. Como habréis podido suponer ambos eran dioses, hijos del mismísimo Odín y su esposa Frigg.
Todos, dioses, hombres, elfos, enanos y demás criaturas mundanas o divinas amaban a Baldr y sentían alegrarse su corazón cuando el dios estaba cerca. Por eso fue motivo de gran preocupación cuando su luz empezó a empañarse. La culpa la tenían una serie de terribles pesadillas en las que Hel, la diosa de los muertos, le llamaba a su lado.
No es propio de los dioses tomar a la ligera este tipo de señales, así que Frigg se puso en seguida manos a la obra e hizo jurar a toda la creación que jamás haría daño a su hijo. Elfos y enanos, gigantes y hombres, todas las criaturas grandes y pequeñas juraron. Y no contenta con eso también se lo exigió a las plantas, hierba, piedra, agua o metal.
Cuando Frigg les comunicó al resto de los dioses el éxito de su misión, la alegría fue tal que al poco se había organizado una gran fiesta. No pasó mucho hasta que a alguno de los dioses, con alguna cerveza de más en lo alto, se le ocurriera la idea de poner a prueba el juramento. Posiblemente todo empezara con algo inocente, como el lanzamiento de una pequeña piedra que, ante la mirada atónita de los festejantes, se desvió antes de tocar a Baldr. De ahí a probarlo con algo más contundente solo iba un paso, y al poco rato los dioses estaban lanzándole todo lo que encontraban a mano.
Los dioses prueban su puntería en Baldr, dibujo de Elmer Boyd Smith de 1902. Fuente: Wikipedia. |
Tan ruidosa llegó a ser la celebración que los gritos y risas llegaron hasta los aposentos donde Frigg se había retirado a tomarse un merecido descanso, tras haber pasado el día recorriendo el mundo de juramento en juramento. La diosa se asomó para averiguar qué era esa algarabía, justo en el momento en que frente a su ventana pasaba una anciana.
—Buena señora, ¿sabéis a que se debe ese alboroto? —llamó la diosa.
—Sí, acabo de pasar junto a donde los dioses estaban reunidos, ¡y he visto cosas portentosas1
Picada por la curiosidad, la diosa invitó a pasar a la vieja, que le habló de la fiesta de los dioses y su extraño juego.
—¡He visto al propio Odín arrojarle un hacha con todas sus fuerzas que se desviaba antes de rozarle siquiera! —dijo sorprendida la anciana.
—Esto está bien —respondió la diosa—, significa que todas las cosas respetan su juramento.
—¿Entonces es verdad que habéis hecho jurar a todas las criaturas de la tierra? ¿Incuidos los gigantes? ¿Y los enanos?
—Y no solo ellos —continuó Frigg satisfecha—, también el metal, la piedra, los pájaros, las bestias...
—¿Pero también las cosas pequeñas? ¿Las flores o la hierba del campo?
—Incluso esas.
—¿Entonces no hay nada, por inofensivo que sea, que no haya hecho el juramento? —continuó, curiosa, la anciana.
—Bueno, en realidad hay una cosa, algo tan pequeño que no me pareció que mereciera la pena hacerle jurar.
—¿Y de qué se trata?
—Al volver de mi viaje vi un pequeño brote de muérdago en el roble que hay en la entrada del Valhalla. Era tan inofensivo que decidí ahorrarle el juramento —contesto confiada Frigg.
—Sin duda hicisteis bien, ¿quién habría de temer a algo tan inofensivo como el muérdago? —dijo la anciana, y tras desperezarse un poco dijo—. Una bonita historia, sin duda. Pero, si mi disculpáis, debo seguir mi camino antes de que se oculte el sol.
Y tras las oportunas despedidas la anciana abandonó la casa.
Supongo que a estas alturas la mayoría estaréis algo suspicaces con la curiosidad de la anciana (aunque a mí lo que me llama más la atención es que fuera tan normal encontrarse a gente paseando por las moradas de los dioses). Pues tenéis toda la razón: se trataba nada más y nada menos que de Loki, el dios del fuego, los trucos y el engaño, en uno de sus múltiples disfraces.
Loki era el único que no podía soportar a Baldr, tan brillante, tan perfecto, tan querido. Le hervía la sangre (y más siendo dios del fuego) cada vez que los mismos dioses que hacían como si no le viesen se desvivían por agradar al dios de la luz. Ahora al fin tenía la oportunidad de vengarse.
Inclinado junto al roble a la entrada del Valhalla, Loki murmuró un hechizo mientras pasaba sus manos sobre el pequeño brote de muérdago, que empezó a crecer al tiempo que tomaba la forma de una lanza que el dios arrancó con un gesto.
Ocultándola bajo sus ropas Loki se acercó a donde los dioses seguían su fiesta. Tuvo que hacerlo con cuidado, pues en ese momento alguien estaba arrojando flechas que Baldr se dedicaba a desviar a un lado y otro con sus manos obligando a los otros dioses a saltar entre las carcajadas generales. Esquivando los proyectiles el disfrazado Loki evitó a los bebedores dirigiéndose a un rincón donde, ajeno a la celebración que se desarrollaba a su alrededor, estaba Holdur, el hermano de Baldr, rodeado por la oscuridad que le seguía donde quiera que fuese.
Loki guía el brazo de Hodur, por Carl Emil Doepler (1824-1905). Fuente: Wikipedia. |
—¿Cómo podría? La oscuridad me rodea continuamente y no soy capaz de ver más allá de ella.
—Pero no podemos dejar que su propio hermano sea el único que no disfrute con Baldr en su fiesta. Toma, sujeta esto —dijo Loki mientras le cedía al ciego Holdur la lanza de muérdago—, yo te ayudaré a apuntar.
—Un poco más arriba... no, no tanto... ahora más a la derecha. Sí, justo ahí.
Guiado por el traicionero dios, Holdur lanzó la jabalina con todas sus fuerzas. Pero en lugar de la carcajada que esperaba, a sus oídos solo llegó un gemido seguido del más absoluto silencio. Lo inimaginable había sucedido. En medio de un círculo de sorprendidos dioses Baldr agonizaba, su pecho atravesado por la lanza que acaba de arrojar su hermano.
Los dioses se volvieron hacia Holdur llenos de ira. Allí mismo lo hubieran despedazado con las manos desnudas (o posiblemente con la ayuda de algunas de las numerosas armas que había por el suelo), de no haberse interpuesto Odín ante ellos, recordándoles que estaban en un lugar sagrado donde estaba prohibido derramar sangre (algo que no pareció haber importado mucho a Loki).
Todo el universo pareció oscurecerse al fallecer el dios de la luz en medio de un último estertor. Holdur pudo huir y permaneció escondido en sus reinos de oscuridad hasta que, como estaba profetizado, fue encontrado y asesinado por Wali, uno de los hijos de Odín.
Nunca supo Holdur quien había guiado su brazo, como tampoco sospecharon el resto de los dioses quien el verdadero causante de la muerte de Baldr. ¿Había logrado Loki realizar el truco perfecto? ¿Lograría escapar indemne de tan horrible delito?
Fin de la primera parte.
No os perdáis en este mismo blog la segunda parte de El último truco de Loki, donde harán su aparición gigantes, enanos y enormes lobos, y en la que visitaremos el mismo infierno en busca de un artificio que pueda devolverle la vida Baldr el hermoso. ¿Será posible?
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Notas:
- Para los pueblos nórdicos la muerte de Baldr a manos de Hodur simbolizaba el paso del verano a la oscuridad del invierno, hasta que este era a su vez asesinado por Wali, dios de la primavera.
- Loki ha tenido su momento de fama recientemente gracias a las películas Thor y Los Vengadores, donde aparece como hijastro de Odín y hermanastro de Thor. Esto no es así: Loki está desde el primer momento junto con los dioses, aunque según las fuentes es considerado como uno de los primeros dioses o como un gigante que los ayuda y es aceptado como un igual, haciéndose hermano de sangre Odín.
- En sus inicios Loki pone su ingenio al servicio de los dioses, a los que mete en líos de los que posteriormente se encarga de sacarlos (aunque a veces tengan que obligarlo a ello). Con el tiempo los dioses empiezan a cansarse de sus trucos y empiezan a evitarlo, al tiempo que Loki va acumulando cada vez más resentimiento hacia ellos.
- Al final de la narración he mencionado una profecía sobre la muerte de Holdur. Esta tenía lugar al principio del relato, pero no la he mencionado por no revelar detalles de la trama demasiado pronto. Cuando Baldar comparte sus temores con los otros dioses, Odín viaja al Helheim (el infierno donde iban aquellos que no morían en combate y, por tanto, tenían prohibido el Valhalla) a invocar a una famosa adivina. Al llegar allí descubre el lugar engalanado como si se esperase una visita importante. La adivina le comunica que es Baldar a quien se espera y que será su hermano quien lo asesine (aunque según algunas versiones lo hace de manera tan oscura que Odín no llega a percatarse). También le revela que será un hijo suyo con una giganta, el dios Wali o Vali, quien vengará al dios de la luz matando a Hodur.
- Asgard and the Gods. The Tales and Traditions of our Northern Ancestors. Adaptación del trabajo del Dr. W. Wägner por M. W. MacDowall.
- Myths of the Northern Lands, Narrated With Special Reference to Literature and Art, de H. A. Guerber.