La verdad es que hay momentos en los que la omnipresente y lógica red de las secuencias causales se rinde, cogida por sorpresa por la vida, y baja al patio de butacas, mezclándose con el público, para dejar que en el escenario, bajo las luces de una libertad vertigionsa y repentina, una mano invisible pesque en el infinito regazo de lo posible y, entre millones de cosas, sólo permita que ocurra una.Fragmento de Océano mar, de Alessandro Baricco.
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